domingo, 10 de junio de 2012

Iguales pero diferentes





Hace tiempo que guardo estos dos textos en un borrador. Son los fragmentos finales de dos películas que hablan, de diferente forma, del desamor... o quizás no, no lo sé. Una de ellas, con un enfoque netamente femenino; la otra, desde el punto de vista de un hombre.

Los traduje, de la forma más precisa que pude. Hasta ahora no los había publicado porque cada vez que los abría pensaba que era necesario que escribiera algo acerca de ellos. Pero también, cada vez que lo hago, me doy cuenta de que no hay nada que pueda agregar. Y cada vez vuelvo a sentir lo mismo: un poco de desconcierto y algo de frustración.

La premisa es simple pero difícil de aceptar: somos diferentes, sentimos diferente, pensamos diferente. Aunque al final de cuentas, estemos hablando de lo mismo.


“A las chicas nos enseñan muchas cosas a medida que crecemos: si un chico te golpea, es porque le gustas; nunca recortes tu propio flequillo, y algún día vas a conocer a un muchacho maravilloso y tendrás tu propio final feliz. Cada película que vemos, cada historia que nos cuentan nos dice que debemos esperar por ello: el giro del tercer acto, la declaración de amor inesperada, la excepción a la regla. Pero a veces estamos tan ocupadas buscando nuestro final feliz que no sabemos leer las señales. Como diferenciar a aquellos que nos quieren de aquellos que no, a aquellos que se quedaran de aquellos que se irán. Y quizás, nuestro final feliz no incluya a un muchacho, quizás solo se trate de una, sola, levantando los pedazos y empezando de nuevo, liberándote para algo mejor en el futuro. Quizás el final feliz sea simplemente esto: saber que a pesar de todas las llamadas que no te respondieron y los corazones rotos, de las confusiones y las señales que leíste mal, a pesar del dolor y la vergüenza... nunca pierdes la esperanza.”

He’s just not that into you (2009)


“Yo se los advertí a todas desde el principio. Siempre les dije algo como: "Debo decirte que traigo una etiqueta de advertencia invisible pegada a mí. No me comprometo. Nunca lo haré." A pesar de todos mis esfuerzos, estoy empezando a sentir algunas grietas en mi acabado. Cuando miro hacia atrás en mi pequeña vida, y pienso en todas las mujeres que conocí... No puedo evitar pensar en todo lo que hicieron por mí y en lo poco que he hecho yo por ellas. En cómo me cuidaron, y se ocuparon de mí... y yo les pagué no devolviéndoles nunca el favor. Solía pensar que yo me llevaba la mejor parte. Pero, ¿qué tengo realmente? Algo de dinero en mi bolsillo. Buena ropa. Un auto lujoso a mi disposición. Soy soltero. Sin compromisos. Libre como un pájaro. No dependo de nadie y nadie depende de mí. Mi vida es mía. Pero no tengo paz mental. Y si no tienes eso, no tienes nada. Así que: ¿cual es la respuesta? Eso es lo que me sigo preguntando. ¿De qué se trata todo? ¿Sabes a qué me refiero?”

Alfie (2004)




lunes, 4 de junio de 2012

Tea for two

Podemos tomar  el té y puedo llevar brownies adivinando que te gustan.
Podemos mirar el partido y sufrir por River Plate, como es tu costumbre, mientras cambiamos el té por el mate, y te quejás porque le puse azúcar...
Más tarde podemos hablar acaloradamente sobre nuestras diferencias políticas e ideológicas aunque vos digas que en política no existen las ideologías y te indignes con mi frase que afirma que "el fin justifica los medios" (y no precisamente los hegemónicos).
Podés pedirme permiso y abrazarme, y yo voy a dejar que lo hagas porque sabés que me gusta. Y también voy a consentir que me robes un beso, o dos, o varios.
Podemos quedarnos dormidos en el sillón más incómodo del mundo sintiendo que es el mejor. Y hasta puedo tolerar ver tu programa preferido de los Domingos a la noche, y reírme de las críticas más duras asumiendo que algo de certero tienen.
Podemos hablarnos, mirarnos, sentirnos y hasta hacernos algunas preguntas... pero no demasiadas. Y hasta puedo leerte la  mente si me lo propongo. Sabé que tus ojos hablan, y acabo de descubrirlo.
Te hago una invitación, aún sabiendo que podrías rechazarla. Podemos encontrarnos compartiendo algo más cada vez, dejando que todo eso que se movilizó nos siga animando.
Y podés volver a invitarme a que me quede con vos, es probable que esta vez diga que sí. Siempre y cuando haya un té como el de ayer, un día no muy lejano.