lunes, 28 de enero de 2013

Rewind



Barajar la idea imposible de volver el tiempo atrás y cambiar todo aquello que consideramos haber hecho mal. ¿Qué tan atrás debería volver? ¿Y cuántas veces? ¿Hay acaso un momento en el cual todo se haya jodido de esta manera o se trata de una sucesión de desaciertos concatenados? Probablemente esto último. 

El camino recorrido, las decisiones que se tomaron. Ir en esta o aquella dirección. Hacer esto o no hacerlo. Cometer errores, que otros los cometan. Asumir las consecuencias de los propios actos y sufrir las consecuencias de los ajenos. Llorar por aquello que perdimos. Enojarse por lo que nos hicieron. De eso hablo, de lo que está hecho. 

No hay posibilidad de cambiar absolutamente nada de lo que pasó y sin embargo, aún sabiéndolo, no podemos dejar de sufrir por ello. O acaso yo no pueda. El peso de haber elegido mal tantas veces es demasiado. Y entonces cada día fantaseo con la idea de deshacer mis pasos. Y casi como si fuera realmente posible, la escena transcurre en mi cabeza...

Una esquina en donde nunca debí pararme a esperar.
Un anillo que debí haber devuelto a tiempo.
Una amiga que jamás debió serlo.
Una oportunidad que no debí haber dado.
Un millón de palabras que no debí haber dicho. 
Un beso que no debí dar. 
Un mensaje que no debí mandar. 
Una propuesta que no debí aceptar.
Un hombre al que no debí mirar.
Un esfuerzo que no valía la pena hacer.

La enorme frustración de saber demasiado tarde lo que era mejor para mí. El desconsuelo. 

Cada error deja una marca indeleble. No me reconforta el paso del tiempo. Acaso me sumerge en una desesperanza crónica, y me obliga a sentarme a escribir sobre todo aquello que no me puedo perdonar, ni cambiar. 


domingo, 13 de enero de 2013

¿Qué cambia?

Desde la misma ventana, cada día a la misma hora, veo un cielo diferente.

O acaso el mismo cielo de una manera diferente.

¿Cambia el cielo o cambia la mirada?

Cambia, todo cambia, dicen.

Pero para mí todo depende de cómo se mire...